Tavi Gallart
Tavi Gallart es saxofonista, mujer trans y un torrente de sensibilidad y coraje que se despliega tanto sobre el escenario como en las calles. Con una presencia magnética y una trayectoria marcada por la honestidad, ha hecho de la música un lenguaje de resistencia y ternura a partes iguales. En agosto de 2024, durante la Semana Grande de Bilbao, conquistó a miles de personas con su repertorio al aire libre. Su arte no pasó desapercibido y fue entrevistada por El Correo, pero esa visibilidad también la convirtió en blanco de una virulenta oleada de odio tránsfobo en redes sociales. Lejos de silenciarla, ese episodio reforzó su voz y su mensaje.

Revista BLUE.- ¿Cómo ha sido tu experiencia como mujer trans en el mundo de la música y los escenarios? ¿Sientes que hay más libertad en esos espacios?
Tavi Gallart.- En realidad no puedo hacer una comparativa, porque yo nunca he trabajado en algo que no tuviera que ver con las artes escénicas. En realidad el teatro, las artes escénicas, la música y la danza de siempre han sido bastante integradoras con la diversidad de identidad de género y sexual. Pero aún así imagino que cada persona tiene sus características y esas les favorecerán en unas ocasiones y en otras ocasiones no para conseguir un puesto de trabajo o un papel determinado. Considero que cada persona tiene sus pros y sus contras dependiendo de la situación que tenga, tanto física como emocional.
R. B.- Tocas el saxofón en la calle, un espacio público muy expuesto. ¿Cómo percibes la reacción del público cuando te ve actuar? ¿Has vivido momentos de transfobia o, por el contrario, de apoyo inesperado?
T. G.- Pues mira, realmente yo creo que cuando yo toco en la calle la gente no se pregunta si soy una mujer trans, si soy una mujer cis, es que no lo creo. O sea, creo que ven a una señora que toca el saxofón y creo que mi arte no tiene condición de género. Yo sí, pero mi arte no. Entonces no me he sentido discriminada, más bien acogida, pero no por mi identidad, sino más bien por mi arte. Pero no he sentido transfobia en la calle tocando. Salvo casos aislados muy concretos de situaciones a lo mejor pues que sí que me he encontrado con alguien que me ha mirado un poco así raro, o algún tío que me ha echado los trastos, pero quitando eso…
R. B.- En estos últimos años se habla cada vez más del retroceso de derechos para las personas trans en Europa y también en España. ¿Lo percibes tú también en tu día a día? ¿Cómo crees que está afectando este clima social a las personas trans más jóvenes o vulnerables?
T. G.- La verdad es que sí que noto en los últimos tiempos un cambio. Hace unos años no lo acusaba tanto, creo que era una cosa que ya estaba resuelta, pero debido a las últimas oleadas de ideas políticas que contradicen derechos sociales pues hay gente que se ve en la legitimidad de hacértelo ver. En los últimos tiempos la cosa está peor. Bueno, es un poquito complicado de explicar, pero voy a intentarlo. Creo que las personas más jóvenes, en lugar de aceptarse como personas trans y disfrutarlo, quieren llegar a tener un cis-passing más fuerte para no sentirse discriminadas, en lugar de luchar por su diferencia. Las entiendo perfectamente, pero esto es una reacción que ocurre por la situación que estamos viviendo en la actualidad con respecto al odio. Y las personas más vulnerables, al no tener recursos para poder optar según qué operaciones o según qué cosas, tienen siempre un sentimiento de frustración y de sueño inalcanzable.
R. B.- En España se aprobó la Ley Trans estatal, pero también ha recibido muchas críticas. ¿Qué valoración haces de esta ley? ¿Qué aspectos consideras fundamentales que aún quedan por implementar o mejorar?
T. G.- No me quiero meter en camisas de once varas, pero creo que más que en la ley, el foco debería ponerse en la educación de las personas por el respeto y por el entendimiento de que cada uno es como es y que eso no le incumbe a nadie.

R. B.- Como artista visible y referente para muchas personas trans, ¿cómo gestionas el equilibrio entre tu activismo y tu trabajo artístico? ¿Te sientes en algún momento obligada a ser “pedagógica”?
T. G.- En primer lugar, yo no me considero un referente. Y tampoco soy activista. Yo me dedico a vivir. No participo más que como ciudadana de manifestaciones cuando las hay o de exponer mi opinión cuando me la preguntan. Pero no llevo la bandera puesta ni en mi espectáculo, ni la utilizo como forma de conseguir trabajos. Yo soy lo que soy, y lo defiendo siempre. Soy integradora. Intento que las personas de mi colectivo se sientan arropadas por quién soy, pero no me considero una mujer transactivista.
R. B.- ¿Qué cambios culturales o sociales crees que son necesarios para que las personas trans podáis vivir con mayor libertad y seguridad?
T. G.- Pues el secreto, como todo en la vida, es la educación, el respeto y el conocimiento. Yo en algo he cambiado, porque yo antes, por ejemplo, cuando me llamaban artista trans o saxofonista trans, me molestaba porque yo creo que lo trans no cambia para nada mi arte, mi talento ni mi forma de expresarme. Pero ahora pienso, que si poner artista trans le sirve a alguien para ver que se puede realizar un trabajo, estar en un buen posicionamiento laboral siendo trans, pues bienvenido sea. Pienso que si la palabra trans delante de actriz trans o cantante trans le sirve a alguien, por mí me da igual, que me llamen como quieran.
R. B.- ¿Sientes que el arte y la música pueden ser herramientas para combatir la transfobia? ¿De qué manera te gustaría que se usaran estos espacios para promover la diversidad y el respeto?
T. G.- El arte, por supuesto, siempre sirve para todo. El arte es progreso, el arte es creación y descubrimiento.
R. B.- El pasado agosto, durante tu actuación como saxofonista en la Semana Grande de Bilbao, recibiste una cálida acogida del público, pero también fuiste víctima de una oleada de ataques tránsfobos en redes sociales tras una entrevista en El Correo. ¿Cómo viviste ese contraste entre el cariño en la calle y el odio virtual?
T. G.- Cariño, es que no hay comparación. Es decir, el cariño, el respeto, la fraternidad que yo siento en las calles de Bilbao hacia mi trabajo, hacia mi persona, es que es tan grande, que esa parte de cuatro señoros escondiéndose en perfiles falsos o diciendo gilipollices, es que no me afectó en absoluto. O sea, me afectó muy poco, pero no por mí, porque siempre pienso en las nuevas generaciones y me dije, madre mía, si se le pilla a una chiquilla, a lo mejor le destroza o le hace caer. Pero a mí no, es que no me dolió nada. Porque yo en Bilbao, en el Casco Viejo, soy una reina. Me siento súper acogida, súper querida. Así que, claro, cuando tienes tantos beneficios y tan pocos perjuicios, la balanza se decanta siempre hacia estar enamorada de Bilbao, y yo me doy cuenta que allí soy bien acogida.
R. B.- Un estudio reciente indica que solo 3 de cada 10 personajes trans en el cine son interpretados por actores trans. Como artista trans que ha trabajado en cine y teatro, ¿cómo valoras esta falta de representación auténtica? ¿Qué impacto crees que tiene en la percepción social y en las oportunidades laborales para las personas trans en las artes escénicas?
T. G.- En el arte pienso que el creador y el director son quienes mandan. Es decir, si tú en tu historia o en tu serie o en tu película quieres que una mujer trans interprete a una mujer trans, perfecto. Si quieres que una mujer cis interprete a una mujer trans, perfecto. La creación artística debe ser libre. Ahora bien, es importante que la ficción se adelante un poco a la vida para que las cosas vayan mejor.
Si todo es una ficción sobre el futuro, puedes inventarte personajes trans que tengan fuerzas de poder. Pero si es una ficción sobre el pasado, pues no, porque no lo ha sabido. Entonces, el arte es diverso, y creo que es el creador el que tiene el derecho a hacer las cosas como crea conveniente.
Y al igual que yo pienso que una mujer trans puede hacer de mujer cis una función, pienso que una mujer cis también puede hacer de mujer trans. Las actrices, los actores, somos versátiles en el seo. Ahora, que hay muchas mujeres trans que tienen menos oportunidades, también te lo digo, pero bueno, esto va a ir cambiando poco a poco.