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Cartas a Nagore Gore: Mis tíos no dejan expresarse a mi primo

Hola Nagore. Tengo un primo de 11 años que les dice a sus padres que le gusta pintarse las uñas, llevar falda y que les pide muñecas por su cumpleaños (entre otras cosas). Mis tíos son un poco anticuados (aunque a mí, que saben que soy gay, me tratan normal) y no se lo permiten, porque según ellos se van a reír de él en la calle y en el colegio. No sé si en el futuro será heterosexual, gay, trans o lo que sea… pero ¿crees que debería meterme y decirles algo a mis tíos o a mis padres para que hablen con ellos?

¡Hola! Vaya papeleta, ¿eh? Entiendo perfectamente tu dilema. A ver, aquí la experta en meterse donde no la llaman soy yo, ¡así que vamos allá! Tu primo de 11 años está explorando, descubriendo qué le mola. ¡Y olé por él! Que se pinte las uñas, se ponga faldas y coleccione Barbies no le pone una etiqueta en la frente. Igual de mayor es un machote alfa que tala árboles (como el alcalde) con pisamierdas (¡quién sabe!). Tus tíos, con todo su “anticuamiento”, igual tienen miedo. Miedo de que su hijo sufra, de lo que diga la gente… En el fondo, supongo que le quieren a su manera, aunque esa manera sea un poco “cavernícola”. ¿Deberías meterte? Pues mira, como acto de rebeldía fashionista, un buen consejo nunca está de más. Pero ojo, ¡con tacto! No vayas a saco como si fueras la policía de la diversidad. Podrías empezar por hablar con tus padres. Que ellos, como hermanos, igual tienen más conexión con tus tíos. Un “oye, ¿os habéis parado a pensar que igual el chaval solo está jugando?” o un “recordad cuando yo me vestía de Sirenita a todas horas, y miradme ahora… sin una escama”. Si ves que la cosa sigue tensa, igual un comentario casual a tus tíos, en plan “qué chulas las uñas que lleva el peque, ¡tiene mucho estilo!” o “mira qué guay la Barbie que le han regalado, ¡yo de pequeño flipaba con los Geyperman y los refrotaba los unos contra los otros. Joe!”, puede sembrar una pequeña semilla de normalidad. Pero cariño, recuerda: cada familia es un universo y a veces, por mucho que queramos, es difícil cambiar las órbitas de los planetas. Tú has abierto tu camino y ellos, a su ritmo (ojalá que aceleren un poquito), tendrán que abrir el suyo. Lo importante es que tu primo se sienta querido y aceptado por alguien en la familia. Y tú, siendo quien eres, ya le estás mandando un mensaje súper potente de que ser diferente no solo está bien, ¡sino que mola! Así que, paciencia, un poquito de diplomacia y ¡a seguir dando la nota con orgullo!

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