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Niñas con pene, niños con vulva

La desinformación ha llevado a Crhysallis a lanzar una campaña sobre la transexualidad en la infancia que no ha dejado indiferente a nadie. Para las familias que viven estos casos los polémicos carteles han conseguido su propósito: que el debate se extienda en la sociedad. En la Blue hemos decidido hablar con Bea, una de las madres que participa en Crhysallis ayudando a otras muchas familias. En la CAV y en Navarra se calculan unos 400 casos de niños y niñas que tienen genitales no correspondidos a su identidad. Antes de nada, os vamos a mostrar cuáles son las expresiones a evitar según Crhysallis y que todos debemos corregir:

• “Niños o niñas, nacidos en un cuerpo equivocado”
¿Cómo va a ser equivocado el cuerpo de alguien? En todo caso será equivocada la mirada de la sociedad.

• “Una niña nacida en un cuerpo de niño” (o al revés)
Como es una niña, su cuerpo es el de una niña, pues ella se siente así pero tiene pene y testículos. Todos tenemos características masculinas y femeninas, cada uno en diferente medida.

• “Un niño que quiere ser niña” (o al revés)
El sexo no es una cuestión de voluntad, no se elige, no es lo que quiero sino lo que soy. Lo único que estos niños quieren es que los demás les vean como lo que son.

• “Los transexuales”
No son “transexuales”, son niños con vulva y niñas con pene. Niños y niñas con una condición peculiar que hace referencia al hecho de que su sexo no corresponde con el sexo asignado al nacer en atención a sus genitales.

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Revista BLUE – ¿Qué valoración habéis hecho de las agresiones a vuestra campaña?

Bea – Pretendíamos que se hablara de ello, eso mismo ponía en los carteles y eso lo hemos conseguido. Pero claro, el peligro es que se desvíe el tema de debate. Queremos un debate científico-racional en la sociedad. Estamos poniendo sobre la mesa algo  basado en investigaciones, y si alguien quiere rebatirlo ese es el modo.

R.B. – Cuando a un niño o niña le ocurre esto, me parece incompresible que haya lugar a debate. ¿Qué queréis debatir?

B.- Lo que queríamos era visibilizar este tema, si no se habla de algo parece que no existe. Además tenemos ya los estudios pertinentes para explicar lo que les ocurre a nuestros hijos. Nadie puede juzgarles, nadie puede decirles quiénes son más que ellos, y en este caso la ciencia nos da la razón. Al ser menores no se les ha escuchado. Queríamos un debate simplemente para visibilizar el tema.

R.B. – Uno de los datos más impactantes es el de la tasa de intento de suicidio: en la sociedad es del 1,2% y en estos casos es de un 42%. ¿Cómo podemos evitar esto?

B.- Estos datos reflejan la realidad de los que ahora son adultos y sí que vemos, con las nuevas generaciones, que por primera vez empiezan a ser aceptados, que la tasa de felicidad es igual que la de otros niños y niñas. Por lo tanto, en la tolerancia y la aceptación está la llave.

R.B.- ¿Qué se ha hecho tan mal para que la adaptación de estos menores sea tan dura?

B.- Al desconocerse tanto hay mucha confusión. Mucha gente piensa que este es un problema de roles de género y que se soluciona con que yo deje a mi hija que se vista con pantalones vaqueros y juegue al fútbol. Pero hablamos de algo más profundo, de una identidad.

R.B.- ¿Qué ocurrió en tu caso? ¿Cómo os disteis cuenta?

B.- Mi hijo llevaba el pelo corto, iba como un chico y pensaba que era un niño pero él no era feliz, tenía que ir al baño de chicas, etc.  Pero no era una cuestión de roles. Nosotros le decíamos:
Pero cariño, todos somos personas…
Y el nos decía: Sí, pero yo niño, que es lo que soy.
Mucha gente confunde esto con roles de género y piensa que con que pueda vestir y jugar con lo que quiera se puede solucionar, y no es así.

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R.B.- ¿Cómo se soluciona esto?

B.- Hay que escuchar, sobre todo, para poder diferenciar. Habrá niños que quieran ponerse vestidos pero que se consideren niños, en este caso no hablamos de eso, sino de la identidad. No entienden, como en el caso de mi hijo, que él sabiendo que era un chico los demás le vieran como una chica. Mi hijo es un niño con vulva. A mi hijo no le encaja por qué los demás no le ven como él se siente en realidad. Además de todos los problemas burocráticos,  como el caso de la hija de Nacho Vidal que el fiscal no le permitió el cambio de nombre. Su hija se llama Ignacio. Esto provoca que no se respete el derecho a la intimidad ya que estas personas van a tener que dar explicaciones toda su vida, en los aeropuertos, con las tarjetas de crédito…

R.B.-En Catalunya se ha conseguido sacar este tema de la psiquiatría, ¿en qué podría mejorar aquí el servicio de ayuda médica a estos niños y niñas?

B.-En la Comunidad Autónoma Vasca no hay un sexólogo especializado para estos casos, en Navarra sí. Pedimos al Gobierno Vasco que ponga en marcha un equipo de profesionales especializados en este tema para que no tengamos que ir al psiquiatra, para evitar a los niños esa experiencia traumática. Al fin y al cabo patologizar esto es lo que ocurría antes con la homosexualidad, y no tiene sentido. En los últimos tiempos hemos visto un acercamiento por parte del PNV y del PSE-EE y parece que lo conseguiremos.

R.B.- Supongo que en los colegios queda mucho camino por recorrer…

B.- Que puedan ir al baño que les corresponde y que en las notas aparezca su nombre elegido. En este caso, existe un protocolo del Gobierno Vasco pero que no obliga a los centros a llevarlo a cabo y queda un poco en el aire. Por lo tanto en estos casos cada centro actúa como puede o quiere.

R.B.- Existía una figura en el Gobierno Vasco pero decís que no estaba realmente formada para ayudar a estos menores. ¿Consideráis que el Gobierno Vasco debería crear una nueva figura para ayudaros?

B.- Al igual que Katalingune en Navarra echamos en falta un centro de atención a las familias, porque yo soy una madre que hace lo que puede en su tiempo libre pero en Chrysallis no somos profesionales, sino un grupo de padres y madres sin ningún tipo de ayuda económica. De esto se deberían de encargar las instituciones.

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