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La Conspiración de los Propósitos de Año Nuevo

Los propósitos de año nuevo son las primeras víctimas del año, amigas, sin haberse aún formulado ya sabemos que no se van a cumplir. Los propósitos de año nuevo tienen la misma credibilidad que la declaración de la renta de un concejal de urbanismo; pero paradójicamente ahí siguen formulándose año tras año.

Cada diciembre, entre comida y comida, con dos copas de más o de menos, antes o después de vomitar el pudín de marisco, compartimos nuestras inquietudes y formulamos nuestros propósitos para el año que llega, aún a sabiendas de que nunca los vamos a cumplir.

No sé si es que somos unas ingenuas o más optimistas que la profesora de solfeo de Paquirrín, tías.

Sin embargo yo no creo que sea ingenuidad, ni optimismo, amigas, yo creo que en realidad somos victimas de una conspiración multilateral a nivel global amigas.

No es casual ni baladí que el 90% de los propósitos de año nuevo sean los mismos aquí, allá y acullá; en Alpedrete, Wisconsin y Dubai; seas hombre o mujer; esquimal o mujer jirafa. Y es que toda la humanidad está siendo victima de una conspiración que pretende doblegar nuestra autoestima, vaciar nuestras cuentas de ahorro y desestabilizar nuestra determinación, tías.

Los propósitos de año nuevo más comunes de las personas humanas, según sesudos estudios de la universidad de Poughkeepsie son, en este orden, dejar de fumar, perder peso, apuntarse al gimnasio, gastar menos y ser mejor persona. Analicemos estos propósitos uno a uno, tías.

Dejar de fumar es el propósito de año nuevo por antonomasia, y aunque casi nadie lo cumple y eso es aparentemente un drama en toda menstruación, que esto suceda es maravilloso, tías.

Cuando se deja de fumar las farmacias aumentan el volumen de negocio, las farmacéuticas engordan sus cuentas de beneficios vendiendo mierdas que no sirven para nada, como los chicles de nicotina, los productores de pipas aumentan la producción como si la población mundial de loros se hubiera cuadruplicado repentinamente, la gente compra toda clase de artefactos para minimizar la ansiedad lo que hace que el PIB chino suba dos puntos, y para colmo cuando la ansiedad ya resulta insoportable y todas corremos a retomar el vicio, lo hacemos con tantas ganas que fumamos lo que nos toca fumar y tres veces lo que no habíamos fumado.

Este propósito por si solo podría ser el responsable de mantener el sistema capitalista tal y como lo conocemos maricones, que somos muy viciosas.

Perder peso es difícil, sobretodo cuando acabas de dejar de fumar, aun así nosotras nos ponemos a ello, dejamos el pan, el azúcar, los hidratos después del mediodía y llenamos nuestra nevera de carísimas verduras y nuestros armarios de un montón de productos sustitutivos de todo aquello que nos han prohibido que nos salen por un ojo de la cara y parte del del culo y al de tres semanas hemos perdido 300 gramos, la paciencia y la dignidad cuando nos descubrimos comiendo una palmera de chocolate a escondidas, tías, pero sobretodo perdemos el tiempo.

Los únicos que ganan son los agricultores y las herboristerías y las pastelerías a las que vamos a deshoras a surtirnos de gluten a escondidas de miradas reprobatorias.

Los gimnasios son esos lugares que permanecen llenos a rebosar durante los primeros tres meses del año y vacíos el resto. Y con tan sólo tres meses de actividad viven un montón de familias, tías. Los que hacen las pesas, los que alicatan los baños, los que embotan las proteínas, los que trafican con esteroides, los de mujeres y hombres y bíceps y berzas… y así ad infinitum.

Esto demuestra que los propósitos de año nuevo crean empleo, amigas.

Este es el propósito que demuestra en mayor medida nuestra ingenuidad. Nos proponemos gastar menos, ahorrar y ser más previsores, y cuando dejamos de fumar comprobamos que es posible y nos venimos arriba, y al tercer día sin fumar, en plena dieta, mientras corremos en la cinta de un carísimo gimnasio lleno de chulos e ingenuos como nosotros nos llega un aviso de nuestro banco al móvil anunciándonos la bancarrota, la cuesta de enero ya es un acantilado y no tenemos cuerdas con las que salvar el desnivel…

Si alguna vez te has propuesto para comenzar el año ser mejor persona, llegados a este punto es más probable que seas Beyonce que mejor persona. Después de dejar de fumar, dejar de comer, correr en una cinta frente a una televisión y arruinarte por el camino te propones ser mejor persona, yo, llegados a este punto estaría más cerca de ser el estrangulador de Boston, maricones.

Dejas de fumar, lo que aumenta tu ansiedad; cambias de habitos alimenticios y te pones a hacer ejercicio, lo que aumenta tu hambre y tu frustración; te arruinas por el camino, lo que te hunde en la más absoluta de las depresiones. Y ansiosa, frustrada y deprimida te propones ser mejor persona. Llegados a este punto sólo te queda hacerte el harakiri con un destornillador oxidado o tomarte los orfidales cómo si fueran lacasitos, amigas. Lo único que mejora este proceso son las arcas de los jerarcas capitalistas que sostienen este sistema, que se fuman nuestro dinero, se comen la deliciosa comida que nosotras descartamos y desde su bicicleta estática, en el gimnasio cuqui de su enorme casoplón, ahorran sin necesidad de ser buenas personas, que ya estamos nosotras para eso, que somos muy panolis nenas.

Yo este año me he hecho un único proposito de año nuevo, no hacerme ningún puto propósito. Mierda, no ha empezado el año y ya lo he incumplido, que despropósito, tías.

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