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Poner los Cuernos

Hablando de ser infiel, queremos que sepas de donde procede esta expresión que, seguro, usas a menudo. Como suele pasar con este tipo de expresiones coloquiales las versiones son varias, según las fuentes que se consulten, así que aquí tienes varias hipótesis de la procedencia de la expresión “poner los cuernos”.

Una teoría afirma que esta expresión se la debemos a los vikingos, pues los jefes de las aldeas o poblados tenían el derecho de mantener relaciones sexuales con cualquiera de las allí presentes sin ningún tipo de compromiso. Cuando esto ocurría el jefe colocaba en la puerta de la casa su casco, adornado por los dos cuernos típicos, de manera que nadie se atreviese a importunar. Esto dio origen a la expresión que hoy tratamos para referirnos a algún tipo de infidelidad, pues estas mujeres solían estar casadas y el marido lo veía como un tipo de infidelidad.
Otras fuentes cuentan la misma historia, pero con los nobles británicos como protagonistas y una cornamenta de ciervo en las puertas de las casas.

Otra versión hace referencia al relato del ”Libro del Buen Amor” del Arcipreste de Hita, donde se narra la historia de un pintor que marcha durante dos años de viaje y antes de partir le pinta un cordero a su esposa bajo el ombligo. Como la esposa no le es fiel, el cordero se le borra, por lo que pide a su amante (también pintor) que le dibuje un cordero… dando como resultado el dibujo de un carnero por parte del amante.
Al regresar el marido le pregunta a la esposa que cómo es posible que el cordero que dibujó hace dos años, se convirtiese en un cordero, obteniendo la respuesta por parte de la esposa de que era lo normal, pues en tan largo tiempo el cordero crece y se convierte en un carnero; y de aquí la expresión “poner los cuernos”.

Una opción más legendaria de la expresión proviene de la mitología griega para relatar que Pasifae, esposa del rey Minos, fue infiel a su marido con un toro adorado en Creta. Como resultado de esa relación nació una criatura, mitad hombre mitad animal, con cabeza de toro y cuerpo humano, llamado Minotauro. Metafóricamente, a partir de entonces, comenzó a considerarse a los cuernos una señal irrefutable de infidelidad conyugal.

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